lunes, 5 de noviembre de 2012

Introducción


La automatización del proceso de traducción

¡Muy buenas! Si has entrado en este blog es porque te interesan los contenidos relacionados con el mundo de la traducción y, en concreto, con la Informática Aplicada a la Traducción (IAT), asignatura que se imparte en la UAM. Por eso, empezaremos hablando del entorno laboral del traductor y de las tecnologías de la información y la comunicación al servicio de la traducción.

En ese sentido, es importante hablar del porqué de estas nuevas tecnologías, ya que, como consecuencia de la globalización, las lenguas y su uso han cambiado. Dentro de la ley de la oferta y la demanda, es un requisito casi imprescindible saber hablar la lengua del cliente para poder venderle un producto (en términos de localización, está demostrado que los clientes compran lo que pueden entender).

Es cierto que el inglés ha acabado convirtiéndose en la lingua franca de nuestro tiempo y que su conocimiento es obligatorio en el mundo de los negocios, pero eso no significa que sea la única lengua que se utiliza en Internet, ni mucho menos. De hecho, el número de hablantes franceses, rusos, chinos, portugueses y, por supuesto, españoles ha crecido de forma importante en los últimos años y representa una cifra a tener en cuenta. Además, el lenguaje informal característico de algunas plataformas cibernéticas, como este blog, juega un papel muy importante para traductores y empresas de traducción, dado que cada vez se traducen más contenidos de este tipo.

Como ya sabes, toda traducción cuenta con una primera transferencia cultural y lingüística, después de la cual se produce la automatización del proceso de traducción a la que hacemos referencia: creación de diccionarios y bases terminológicas, traducción automática y memorias de traducción. Pero claro, si la traducción se convierte en un proceso automático, ¿dónde queda la labor del traductor como persona? De momento no tenemos por qué alarmarnos ante la posibilidad de perder nuestro trabajo, puesto que el traductor es quien realiza esa primera e importantísima transferencia cultural, un conocimiento que requiere de subjetividad y, por tanto, menos automatizable. 

En conclusión, la presencia de Internet y los archivos informáticos en la Traducción ha ido creciendo hasta acabar siendo un requisito indispensable para las empresas que requieran de los servicios de un traductor y, por supuesto, para todo traductor que se precie en estos tiempos. Ello producirá un cambio en la orientación de la profesión del traductor, pero el factor humano seguirá siendo necesario dentro del proceso comunicativo, a pesar de que en Internet se ofrezcan muchas herramientas gratuitas para la realización de traducciones de “andar por casa”. Eso sí, puede que las facturas que se pagan actualmente por una traducción no vuelvan a ser las mismas. 

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