La automatización del proceso de
traducción
¡Muy
buenas! Si has entrado en este blog es porque te interesan los contenidos
relacionados con el mundo de la traducción y, en concreto, con la Informática
Aplicada a la Traducción (IAT), asignatura que se imparte en la UAM. Por eso, empezaremos
hablando del entorno laboral del traductor y de las tecnologías de la
información y la comunicación al servicio de la traducción.
En
ese sentido, es importante hablar del porqué de estas nuevas tecnologías, ya
que, como consecuencia de la globalización, las lenguas y su uso han cambiado.
Dentro de la ley de la oferta y la demanda, es un requisito casi imprescindible
saber hablar la lengua del cliente para poder venderle un producto (en términos
de localización, está demostrado que los clientes compran lo que pueden
entender).
Es cierto que el
inglés ha acabado convirtiéndose en la lingua
franca de nuestro tiempo y que su conocimiento es obligatorio en el mundo
de los negocios, pero eso no significa que sea la única lengua que se utiliza
en Internet, ni mucho menos. De hecho, el número de hablantes franceses, rusos,
chinos, portugueses y, por supuesto, españoles ha crecido de forma importante
en los últimos años y representa una cifra a tener en cuenta. Además, el
lenguaje informal característico de algunas plataformas cibernéticas, como este
blog, juega un papel muy importante para traductores y empresas de traducción,
dado que cada vez se traducen más contenidos de este tipo.
Como ya sabes, toda
traducción cuenta con una primera transferencia cultural y lingüística, después
de la cual se produce la automatización del proceso de traducción a la que
hacemos referencia: creación de diccionarios y bases terminológicas, traducción
automática y memorias de traducción. Pero claro, si la traducción se convierte
en un proceso automático, ¿dónde queda la labor del traductor como persona? De
momento no tenemos por qué alarmarnos ante la posibilidad de perder nuestro
trabajo, puesto que el traductor es quien realiza esa primera e importantísima
transferencia cultural, un conocimiento que requiere de subjetividad y, por
tanto, menos automatizable.
En conclusión, la
presencia de Internet y los archivos informáticos en la Traducción ha ido
creciendo hasta acabar siendo un requisito indispensable para las empresas que
requieran de los servicios de un traductor y, por supuesto, para todo traductor
que se precie en estos tiempos. Ello producirá un cambio en la orientación de la
profesión del traductor, pero el factor humano seguirá siendo necesario dentro
del proceso comunicativo, a pesar de que en Internet se ofrezcan muchas
herramientas gratuitas para la realización de traducciones de “andar por casa”.
Eso sí, puede que las facturas que se pagan actualmente por una traducción no
vuelvan a ser las mismas.
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